Las memorias de Nashla (Continuación 5)
- Cesia García
- 21 mar 2021
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 22 ene 2022
8 de octubre de 1971
Al día siguiente me levanté un poco tarde, el despertador no sonó, lo más seguro era que ya no se encontraría en nuestro lugar, decidí llamarlo así, nuestro lugar aunque él no sabía nada de mí aún.
Tomé mi abrigo, enrollé mi bufanda en mi frío cuello, cogí mi libro, salí y me dirigí a la cafetería. Llegué, pedí una taza de café y… no lo vi por ninguna parte, se fue y no lo vi. Mi corazón estallaba de tristeza y coraje por no haberle hablado un día antes, ahora tal vez ya no lo vería.
Me dirigí hacia donde se encontraba Bella y decidí preguntarle por aquel personaje misterioso.
-Hola, Bella. ¿Ya se fue? -Le pregunté, sólo quería saber un poco más.
-¿Quién?, ¡ahh!, no, hoy no ha venido.- Contestó, pudo observar que la expresión en mi rostro había cambiado, después agregó un poco más de información- Pero he visto que cuando tú te vas él va tras de ti. Siempre te busca con la mirada, lo he cachado.
El comentario de Bella hizo que una sonrisa apareciera. Me pregunté cuándo sería el día en que vuelva a ver tan hermosa cara.
Caminé a mi mesa, esperé mi café y me sumergí en la lectura: “…era la muerte en vida de su propia alma lo que más le perturbaba. Basilio había pintado el retrato que destrozó su vida…”, de alguna manera no podía dejar de pensar en aquel personaje que me causaba tan exquisita sensación de placer.
-El retrato de Dorian Gray, sin duda un libro encantador, Oscar Wilde hizo verdadera arte con esa narración.- Escuché decir a una voz masculina; decidí contestar secamente.
-Sí, lo sé, es un libro exquisito –contesté sin apartar mi vista de la lectura.
-Si lo desea, podríamos hablar del libro o, si lo prefiere, de su autor o simplemente me gustaría poder disfrutar de su presencia un rato. -dijo aquella voz.
Levanté mi vista para descubrir quien era el dueño de aquella voz; era él, sí, aquel hombre que me había quitado muchas veces el sueño, aquel hombre que hacía que pasara todas las noches imaginando una vida a su lado, que hacía que mis días fueran placenteros, aquel que hacía que perdiera mi tiempo pensando en un nombre para él, el que hizo que mi historia cambiara de alguna forma.
Finalmente dejaría de imaginar cómo sería un encuentro con él, finalmente había pasado lo que tanto tiempo estuve esperando y deseaba que nunca terminara.
-O podemos hacer las tres cosas, si así lo desea. ¿Me permite?...- me preguntó al momento que señalaba la mesa.
-Por supuesto, adelante. –Aquel personaje tomó asiento frente a mí y mi corazón comenzaba a latir cada vez más deprisa como si fuera a salir de mi pecho.
-El Retrato de Dorian Gray es uno de mis libros favoritos. Sabías que en el año de 1844, Wilde solía visitar a un pintor que era amigo suyo, quien contaba entre sus modelos con un joven de belleza excepcional. Cuando el cuadro quedó concluido el muchacho se había marchado. Wilde sólo exclamó: “¡Qué lástima que una criatura de hermosura tan extraordinaria llegue a envejecer!”.- Bella llegó con el café de aquel personaje masculino interrumpiéndolo. Bebió un poco y continuó.
-Y el artista añadió: “Sería maravilloso si él permaneciere exactamente como está ahora y fuese el retrato el que envejeciera y se marchitase y no él –agregó mientras le dio un sorbo a su café.
Los ojos de aquel personaje se posaron en mí, se quedó así por un gran tiempo, yo no sabía qué hacer sólo pude tomar en mis manos esa taza blanca que estaba frente a mí, la acerqué y bebí un poco.
-Por cierto, después de todo esto, no me he presentado, ¡perdóname!, suelo atontarme cuando estoy frente a una persona hermosa .Mi nombre es Matt y una de mis mayores pasiones es escribir; encantado de conocerle. Y ¿cuál es el nombre de tan bello ser?
Cuando sus labios pronunciaron las palabras bello ser no pude evitar sonrojarme, pude sentir como la sangre subía a mi cabeza. Una gran sonrisa apareció, amaba cada palabra que emanaba de él, su presencia comenzaba a ser grata.
-Nashla, me llamo Nashla. – Contesté titubeando.
-Qué nombre tan encantador, Nashla, me gusta; creo que va con tu personalidad. ¡Me gusta!
Nos quedamos platicando casi dos horas, y desde entonces siempre nos reuníamos en aquel lugar, aquel lugar donde comenzó todo. A ambos nos gustaba volver a vivir nuestra historia como la primera vez.
Fue un 27 de febrero de 1972 cuando comenzamos a hablarnos, fue el día que mi vida empezó a cambiar, el día que mi corazón comenzó a latir de una manera diferente, pero como todo, no duraría mucho, dejaría de latir y sería yo quien terminaría con este amor y con mis latidos.
Desnudábamos nuestras mentes, compartíamos nuestros gustos en la literatura, en la música, en los lugares, en comida, incluso, en las personas. Intercambiábamos nuestras historias, nos contamos por todo lo que habíamos pasado antes de llegar a esa cafetería. Recuerdo que nos dijimos la razón por la que nuestras visitas empezaron a ser constantes en ese lugar:
-Siempre había venido aquí aunque venía acompañada. Fue gracias a la señora Elizabeth que comencé a venir, ella murió y desde entonces dejé de venir por un rato, ya que este lugar traía a mi mente muchos recuerdos de ella –contesté, al momento que una lágrima resbaló por mi mejilla.
-Lo siento Nash, sabes que si necesitas algo siempre voy a estar ahí para ti, incluso si no lo deseas. -Limpió mis lágrimas y tomó mi mano.
-Gracias Matt, no sabes cuánta falta me hacía alguien como tú, alguien con quien compartir todo esto que tengo dentro. Pero dime, ¿cuál es tu historia, cómo fue que llegaste aquí? -le pregunté. -
-Seré sincero, nunca había venido aquí, aunque sí había escuchado muy buenas reseñas de este lugar y que la comida era muy buena, cuando por fin decidí venir lo hallé perfecto, un muy lugar acogedor. Mentiría si te digo que venía diario, pero fue cuando te vi que en mi corazón floreció el deseo de querer venir todos los días y poder apreciarte un poco más.
-Me pasó lo mismo -contesté con mucha alegría y creo que estaba un poco sonrojada-, desde el día en que te vi no podía dejar de pensar en el siguiente día que pudiera volver a sentir tu presencia cerca de mí, ver tu mirada, había algo en ti que me causaba esa paz que tanto estaba buscando. Causaste algo tan grande en mi ser que no podía pasar un solo día sin verte, por ti es que mis días comenzaron a cambiar.
-Nashla, mi bella dama, tú eres la única razón de mis visitas a este lugar, sólo pensaba en ti y en esos ojos hermosos; no podía concentrarme, mis cinco sentidos estaban contigo. Un día pude observar que estabas leyendo el Retrato de Dorian Gray y pensé que sería un buen comienzo para hablarte, sería nuestro comienzo…- De pronto escuchamos que alguien entraba a la cafetería muy apresurada, era Emma, estaba muy desesperada, su respiración podía ser escuchada hasta nuestra mesa, era como si hubiera visto al fantasma de Canterville.
Se acercó a nuestra mesa y me dijo:
-Nashla, es Sam, ¿sabes dónde está, tú sabes algo de ella?, nadie sabe nada de ella desde hace dos días, ayer no llegó a dormir, no la encontramos en ninguna parte y ella nunca hace esto.
-Pensé que se había quedado en tu casa porque tampoco sé nada de ella, no escuché nada ayer ni hoy, ¿ya le preguntaste a Robert? -contesté alterada y asustada. Robert era la persona con la que estaba saliendo Sam desde hace siete meses.
-Ya, ya hablé con él y no sabe nada, me dijo que la última vez que la vio la dejó en el apartamento y él regresó a casa.
-Y ¿ya hablaste con su familia? -Quería pensar que sólo era una muy mala broma de Sam, pero todo se tornaba cada vez más obscuro.
-Nada, nadie sabe nada. Estoy muy preocupada. -Contestó Emma.
-Me tengo que ir Matt, te veré luego. -Le dije, mientras tomaba mis cosas para salir con Emma. Me encontraba muy asustada, mi corazón quería salir de mi pecho y ahora Matt no era la causa.
-Sí, no te preocupes, cualquier cosa que necesites, avísame. Te veré pronto, Nash.- Se despidió de mí.
Salí con Emma de la cafetería en busca de Sam. En el camino sólo pensaba en todos los lugares posibles donde la podría encontrar.
Nota: La historia de Nashla continúa.
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